S. Villanueva  La comatosa noche

 

          Como siempre,     mi mujer me in-

crepa cuando llego    tarde en la madru-

gada, henchido de     malas juntas.  Ella

conoce el      vaho   de   los  tragos  y  el

mosto    incinerario de  la  conversación

que provoca.  También conoce    a     los

amigos  que   me entregan   aturdido    y

lánguido   como  una    soñolienta   foca.

Pero ella  no  sabe  qué   oscura  propen-

sión   nos  hace acróbatas,  retantes  bai-

larines, felinos   fdorjadores de un  diver-

tido  y  encantado   suspenso.    Me     ha

dicho  que   otra  vez  y  no  habrá  otras.

Yo    simplemente    no   respondo.    Me 

quedo   con  ese  gesto  torpe  y  ese  aire

inevitable,  idiota, con  que  se  asume  el

mundo después de anoche.

 

La comatosa noche  1989

 

Datos biográficos

Poema en alta tensión

Expulsado del paraíso

Fin

Libro de los delirios

La comatosa noche

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